Cómo olvidar los errores y los recuerdos embarazosos del pasado

Cómo olvidar los errores y los recuerdos embarazosos del pasado
Matthew Goodman

Incluimos productos que consideramos útiles para nuestros lectores. Si realiza una compra a través de nuestros enlaces, es posible que ganemos una comisión. Todo el mundo comete errores. Es un hecho de la vida. Pero las personas diferimos en cuánto tiempo nos aferramos a nuestros errores, cómo los percibimos y hasta qué punto nos torturan.

Algunas personas ven los errores como oportunidades para aprender y crecer. Cada fracaso es una posibilidad de cambio. Otras se niegan a considerar que han cometido un error, prefiriendo distraerse del dolor. Y algunas personas se pasan la noche en vela repasando recuerdos embarazosos de hace diez años. La lista de fracasos parece imposiblemente larga. Puede ser un reto centrarse en cualquier otra cosa.

¿Te identificas con ese último grupo de personas? ¿Te cuesta desprenderte de recuerdos dolorosos de encuentros incómodos? Puedes aprender a desprenderte de pequeños errores. Lo ideal es que sigas estos pasos para conseguir los mejores resultados: perdonarte a ti mismo y seguir adelante.

1. Concéntrate en tu respiración para mantener la calma

Cuando nos vienen recuerdos o pensamientos desafiantes, uno de los problemas es que nos dejamos llevar por ellos o intentamos luchar contra ellos.

Ver también: Cómo dejar de hablar demasiado de uno mismo

Digamos que recuerdas aquella vez que no estabas preparado para una conferencia en el trabajo, tartamudeaste delante de todo el mundo y no supiste responder correctamente a las preguntas. La mayoría de las personas actúan de una de las dos maneras siguientes: repasando los detalles del suceso mientras se reprenden a sí mismas o diciéndose que dejen de pensar en ello.

Ninguno de estos métodos nos hace sentir mejor.

En su lugar, intenta centrarte en tu respiración. Los estudios demuestran que las técnicas de respiración lenta pueden mejorar significativamente las medidas de ansiedad.[] Una práctica fácil consiste en respirar por la nariz mientras cuentas lentamente hasta cuatro. Siente el aire en tu vientre. Aguanta la respiración un momento y luego espira lentamente, contando de nuevo hasta cuatro.

Cuando aparezcan los pensamientos, vuelve a centrar tu atención en la respiración. No luches contra los pensamientos, pero intenta no quedarte atrapado en ellos. Este tipo de práctica es la base de lo que se conoce como práctica de atención plena.

2. Observa lo que sientes en tu cuerpo

Cuando tu cuerpo empiece a sentirse un poco más relajado tras unas cuantas rondas de respiraciones, es el momento de dar el siguiente paso.

Recorre lentamente tu cuerpo e intenta prestar atención a cualquier sensación que sientas. Empieza por los pies y recorre lentamente el resto del cuerpo. Puedes utilizar una meditación guiada en audio para ayudarte a concentrarte.

Mientras escaneas tu cuerpo, puede que notes que algunas regiones de tu cuerpo se tensan al pensar en tu error pasado o en un momento embarazoso. Puede que sientas que tus manos quieren apretarse o que tu corazón late más deprisa.

A veces surgen cosas sorprendentes. Puede que aparezca un color o una forma cuando llevas el foco de atención a tu cuerpo. Intenta no juzgar tus pensamientos, deja que vengan y se vayan.

3. Permítete sentir tus emociones

Cuando pensamos en los errores del pasado, tendemos a quedarnos atrapados en la historia.

"Debería haber actuado de otra manera. ¡Soy tan estúpido! Debe pensar que soy un idiota. No me extraña que no pueda mantener una relación a largo plazo".

Ver también: Cómo relacionarse con los compañeros de trabajo

Y seguimos y seguimos.

Al centrarnos en la historia, ignoramos nuestras sensaciones. Después de centrarte en las sensaciones de tu cuerpo, intenta dar un nombre a la emoción asociada al recuerdo.

Puede que te sientas frustrado, confuso, avergonzado, culpable, triste, asustado, inseguro o disgustado. Todos estos sentimientos (o cualquier otra emoción que puedas tener) son normales.

Ten en cuenta que cosas como "estúpido", "equivocado", etc. no son emociones, sino juicios. Forman parte de las historias que nos cuenta nuestra mente. Las historias pueden ser interesantes y decirnos mucho sobre nosotros mismos y el mundo en que vivimos, pero es importante recordar que son sólo historias y no una verdad objetiva.

4. Entender qué ha fallado

Después de dar espacio a tus emociones, ahora puedes repasar el suceso con más calma y examinarlo.

Trata de no castigarte por tu error, pero examina los acontecimientos que lo provocaron: ¿quién dijo qué? ¿Qué ocurría a tu alrededor? Piensa en lo que pensabas y sentías en ese momento.

Rellenar los espacios en blanco te ayudará a encontrar explicaciones. Tal vez pensaste que la persona con la que hablabas estaba bromeando y no percibiste las señales de que buscaba apoyo. Tal vez estabas cansado, hambriento y distraído. Es posible que no hayas percibido las señales sociales. Examinar la situación sin juzgarla puede ayudarte a aprender de ella.

5. Imagina lo que harías de otra manera

Una vez que hayas pensado por qué reaccionaste así, puedes intentar imaginar cómo podrías haber reaccionado de otra manera. Si se te ocurren mejores soluciones, es menos probable que repitas el mismo error en el futuro.

Y una vez que tu mente considere el asunto "resuelto", no necesitará seguir trayendo a colación este mismo suceso. Si lo hace, puedes recordarte: "Eso fue en el pasado, y he aprendido de ello".

Si necesitas ayuda para imaginar cómo reaccionar ante situaciones incómodas en el momento, lee nuestra guía: cómo afrontar situaciones embarazosas e incómodas.

6. Recuerda que lo has hecho lo mejor que has podido

Cuando te encuentres castigándote por errores del pasado, puede ayudarte hablarte con amabilidad.

Cuando repasamos mentalmente los errores del pasado, tendemos a juzgarnos duramente. Pensamos cosas como: "Debería haberlo sabido mejor", "Nunca hago las cosas bien", "Siempre cometo este tipo de errores".

En lugar de decirte estas cosas tan duras, intenta decírtelo a ti mismo:

  • No sabía nada mejor.
  • Hice lo que pude con los conocimientos que tenía.
  • Cometí un error.
  • No sabía nada mejor.
  • Aprendí mucho.

La autoconversación positiva no es una excusa para evitar aprender nuevas habilidades. Pero machacarnos a nosotros mismos no es un método eficaz para conseguir que cambiemos. Los elogios y el refuerzo positivo han demostrado ser más eficaces para conseguir el cambio y no tienen un efecto negativo en nuestra motivación interna para cambiar[].

7. Recuérdate a ti mismo tus éxitos

No eres sólo una persona que cometió un error. Tienes muchas otras cualidades positivas, y no hay nada malo en recordártelas.

Puede ayudarte llevar una lista continua de logros y cualidades positivas que tienes. Cuando hagas algo que te haga sentir bien, anótalo en un cuaderno. Puede ser el hecho de que hayas sacado una de las mejores notas en un examen, que tu compañero de trabajo te haya hecho un cumplido o que hayas ayudado a un vecino haciéndole la compra cuando estaba enfermo. Anota tantas cosas como puedas, pequeñas ygrande.

Cuando te sientas mal contigo mismo, repasa este cuaderno y recuerda los buenos momentos de tu vida. Esto te ayudará a perdonarte y a seguir adelante.

8. Haz un plan y empieza a hacer cambios

Después de considerar lo que salió mal, piense en cómo puede evitar cometer errores similares en el futuro.

¿Te distrajiste porque intentabas hablar y enviar mensajes de texto al mismo tiempo? Cuelga el teléfono cuando hables con otras personas en el futuro.

¿Le parece que da la impresión de ser grosero por su tono y su lenguaje corporal? Lea y practique cómo parecer más accesible y cómo sentirse cómodo estableciendo contacto visual en una conversación.

Si la ansiedad social o la depresión se interponen en tus relaciones sociales, busca un grupo de apoyo.

9. Discúlpate si es necesario

Sacar a relucir viejos errores puede ser realmente intimidante. Al fin y al cabo, queremos que los demás se olviden de ellos.

Pero poner fin a los acontecimientos que te molestan hace que sea menos probable que sigan surgiendo.

Puedes decir algo como: "He estado pensando en aquella vez que me contaste lo de tu miedo a las alturas. Me doy cuenta de que entonces fui bastante insensible al respecto. Siento cómo reaccioné. Comprendo que te hayas sentido poco apoyado".

Es probable que tu amigo aprecie tu reconocimiento. Puede que descubras que la otra persona no se acuerda realmente de tu error. En cualquier caso, una disculpa no es sólo para ellos, sino también para ti.

Por supuesto, no hace falta sacar a relucir todos los recuerdos embarazosos que te vengan a la mente. No hace falta ponerse en contacto con alguien con quien no has hablado en 20 años para disculparte por robarle un juguete en la guardería.

Preguntas frecuentes sobre la eliminación de errores

¿Cómo puedo dejar de preocuparme por los errores?

Recuérdate a ti mismo que tarde o temprano cometerás errores. Igual que te pueden gustar las personas aunque cometan errores, tú no vales menos cuando cometes errores. Permítete aprender de tus errores en lugar de machacarte.




Matthew Goodman
Matthew Goodman
Jeremy Cruz es un entusiasta de la comunicación y un experto en idiomas dedicado a ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades de conversación y aumentar su confianza para comunicarse de manera efectiva con cualquier persona. Con formación en lingüística y una pasión por las diferentes culturas, Jeremy combina su conocimiento y experiencia para proporcionar consejos prácticos, estrategias y recursos a través de su blog ampliamente reconocido. Con un tono amigable y familiar, los artículos de Jeremy tienen como objetivo capacitar a los lectores para que superen las ansiedades sociales, establezcan conexiones y dejen impresiones duraderas a través de conversaciones impactantes. Ya sea navegando en entornos profesionales, reuniones sociales o interacciones cotidianas, Jeremy cree que todos tienen el potencial para desbloquear su destreza comunicativa. A través de su atractivo estilo de escritura y consejos prácticos, Jeremy guía a sus lectores para que se conviertan en comunicadores seguros y articulados, fomentando relaciones significativas tanto en su vida personal como profesional.