¿Qué es el yo social? Definición y ejemplos

¿Qué es el yo social? Definición y ejemplos
Matthew Goodman

Si le interesa la psicología, es posible que haya oído hablar del yo social, pero ¿qué significa exactamente este término? En este artículo veremos cómo han definido los psicólogos el yo social y cómo influye en las interacciones sociales.

¿Qué es el yo social?

El yo social es un término amplio y existen múltiples definiciones. A continuación se ofrece una visión general de lo que puede significar el yo social:

Definiciones de la APA sobre el yo social

La Asociación Americana de Psicología tiene tres definiciones del yo social. La primera es:

"Aquellos aspectos de la propia identidad o autoconcepto que son importantes o están influidas por las relaciones interpersonales y las reacciones de otras personas". []

Por ejemplo, puede que te identifiques como seguidor de un determinado equipo deportivo. Esta identidad forma parte de tu yo social porque es importante para tus relaciones y afecta a tu forma de interactuar socialmente con otras personas. Puede que te guste hacer amigos o salir con gente que apoya al mismo equipo, o que te disgusten las personas que apoyan a un equipo rival, aunque no los conozcas muy bien.

La segunda definición del yo social es más sencilla:

"Comportamiento característico de una persona en situaciones sociales". []

Por ejemplo, tu yo social puede ser una personalidad extrovertida y extrovertida o una introvertida reservada. Pero el yo social no es completamente consistente; puedes cambiar tu comportamiento para adaptarlo a distintas situaciones sociales.

Esta es nuestra definición preferida del yo social, porque es sencilla e intuitiva.

La tercera definición del yo social de la APA es:

"La fachada que un individuo puede mostrar cuando está en contacto con otras personas, en contraste con su verdadero yo". []

Esta definición reconoce que tu yo social puede no ser siempre auténtico. La mayoría de nosotros hemos tenido la experiencia de ponernos una máscara en una situación social o de intentar encajar ocultando quiénes somos realmente o cómo nos sentimos. Por ejemplo, puede que un día te sientas decaído o preocupado, pero ocultes tu ansiedad y finjas estar contento cuando sales con un grupo de amigos.

Definición del yo social de Sapien Lab

Un grupo de investigadores de una organización sin ánimo de lucro llamada Sapien Labs ha creado recientemente una herramienta para medir la salud mental en general: el Cociente de Salud Mental (MHQ). La herramienta mide seis categorías de salud mental, incluido el "yo social".

Según los investigadores, el yo social es:

"La capacidad de interactuar, relacionarse y verse a sí mismo con respecto a los demás. Incluye factores como la confianza, las habilidades comunicativas, la autoestima, la imagen corporal, la empatía y el establecimiento de relaciones. Las formas anormales de funcionamiento social incluyen la agresividad excesiva no provocada, una fuerte sensación de alejamiento de la realidad o intenciones suicidas"[].

Esta definición difiere de la forma en que los psicólogos (y la APA) suelen describir el yo social. Aquí, el yo social se define como un conjunto de comportamientos, habilidades y actitudes que pueden medirse utilizando una escala. Una puntuación alta sugiere que una persona tiene un yo social fuerte, lo cual es importante para una buena salud mental y unas relaciones satisfactorias.

Ejemplos del yo social en acción

Como ya hemos dicho, nuestra definición preferida del yo social es "El comportamiento característico de una persona en situaciones sociales".

En este capítulo vamos a recurrir a diversas teorías y modelos psicológicos para mostrar cómo puede cambiar y desarrollarse el yo social.

El yo social y la pertenencia a un grupo

Tu yo social está en parte conformado por los grupos con los que te identificas. Por ejemplo, si estudias en Harvard, "estudiante de Harvard" puede ser una parte importante de tu yo social. O, si eres profesor, tu profesión puede ser una parte importante de tu identidad.

Este tipo de identificación con el grupo puede cambiar tu comportamiento en situaciones sociales. Concretamente, moldea la forma en que tratas a otras personas. Por ejemplo, tendemos a preferir a las personas que son miembros de nuestro grupo. Nos gusta sentirnos bien con nosotros mismos. Al favorecer a los grupos a los que pertenecemos, podemos aumentar nuestra autoestima. Si pensamos que los miembros de nuestro grupo son maltratados, podemos sentirnos enfadados por susnombre.[]

El yo social y las comparaciones

Nuestro yo social se basa en parte en etiquetas e identidades, como "inteligente" o "divertido", pero estas etiquetas no tienen sentido si no sabemos cómo nos comparamos con los demás. Para ayudarnos a decidir si realmente tenemos un rasgo determinado o encajamos en una categoría concreta, podemos utilizar las comparaciones sociales.

Tendemos a hacer dos tipos de comparaciones: comparaciones sociales ascendentes y comparaciones sociales descendentes.

  • Comparaciones sociales ascendentes implicar compararnos con personas que parecen ser mejores o tener más éxito que nosotros en algún aspecto, por ejemplo: "Gana el triple que yo, ¡es mucho más ambiciosa que yo!".
  • Comparaciones sociales a la baja implican compararnos con personas que parecen estar peor, por ejemplo: "¡Comparado con sus hijos, mis hijos son mucho más obedientes! Probablemente soy mejor padre".

Por regla general, las comparaciones sociales ascendentes nos hacen sentir peor con nosotros mismos, y las comparaciones sociales descendentes nos ayudan a sentirnos más positivos con lo que somos.

Pero las comparaciones sociales hacia arriba no siempre tienen efectos negativos en tu comportamiento y sentimientos; incluso pueden ser beneficiosas[]. Por ejemplo, si sientes envidia de alguien porque tiene un grupo de amigos íntimos, éste podría ser el empujón que necesitas para empezar a desarrollar tus habilidades sociales.

El yo social y la autopresentación

Puede que muestres una serie de comportamientos o rasgos particulares, como la confianza, cuando estás con amigos, pero no cuando conoces a los padres de tu nuevo novio o novia por primera vez.

La mayoría de las personas adaptan su comportamiento (consciente o inconscientemente) para causar una buena impresión a los demás, lo que se denomina autopresentación[].

Por ejemplo, cuando vas a una entrevista de trabajo, probablemente quieras que el entrevistador piense que eres profesional, inteligente y concienzudo. Podrías hacer un esfuerzo especial por llegar puntual, presentarte por tu nombre y apellidos, estrechar la mano del entrevistador y hablar de manera formal (por ejemplo, sin argot ni blasfemias).

Pero si estás conociendo a alguien en una fiesta, es posible que quieras dar la impresión de ser simpático, divertido y cálido. Para crear esta impresión, puedes sonreír, reír, hacer bromas, hacer cumplidos y hablar de temas ligeros.

Ajustar tu comportamiento de esta manera puede ser una habilidad útil. Es una parte completamente normal de la interacción social y no significa necesariamente que seas falso o manipulador.

Diferencias individuales en la autopresentación

Algunas personas se sienten cómodas cambiando su comportamiento para adaptarse a una situación social. En otras palabras, su yo social es más flexible. En psicología, se les conoce como auto-monitores altos. Otras, conocidas como auto-monitores bajos, son menos propensas a ajustar su comportamiento para adaptarse a su audiencia[].

Los autocontroladores altos están dispuestos y son capaces de encajar con los demás; se pondrán una máscara o actuarán si creen que con ello ganarán aprobación. Los autocontroladores bajos son menos propensos a hacer esto, sino que utilizan sus normas personales para decidir cómo actuarán.

Por ejemplo, un autocontrol alto podría restar importancia a sus creencias políticas si quiere impresionar a alguien que tiene opiniones diferentes, mientras que un autocontrol bajo sería más propenso a exponer sus puntos de vista y defender sus creencias.

Teoría de la autoexpansión

Cuando llegamos a conocer a alguien, ya sea de forma platónica o romántica, tenemos la oportunidad de compartir sus identidades y experiencias[]. Estas nuevas identidades y experiencias pueden cambiar las ideas que uno tiene de sí mismo. Cuando cambia la imagen que uno tiene de sí mismo, también puede cambiar su yo social.

Por ejemplo, puede que empieces a salir con alguien a quien le guste esquiar y que tú desarrolles tu propia pasión por este deporte. Con el tiempo, puede que empieces a considerarte "un esquiador entusiasta" y que, en situaciones sociales, te apetezca hablar de esquí, presentarte como un entusiasta de este deporte y encontrar a otras personas con las que esquiar.

A medida que te vas acercando a la forma de pensar de la otra persona, puede que empieces a considerarte más liberal que conservador, o viceversa, lo que puede reflejarse en las cosas que dices a los demás.

Las relaciones estrechas con otras personas también pueden darle acceso a más conocimientos, estatus social, posesiones, riqueza o pertenencia a una comunidad. Por ejemplo, si se hace amigo de alguien muy respetado en su comunidad empresarial local, podría ayudarle a establecer valiosas conexiones profesionales.

Los psicólogos que propusieron esta teoría no creen que mantengamos relaciones porque queramos aprovecharnos de los demás. Cuando llegamos a conocer a alguien, no siempre somos conscientes de nuestras propias motivaciones[] También tendemos a ayudar a las personas que nos ayudan; la mayoría de las amistades se basan en un equilibrio entre dar y recibir.

El sesgo del etiquetado

Tu yo social se ve afectado por las etiquetas, tanto las que te ponen los demás como las que te pones tú mismo. Estas etiquetas pueden tener un efecto directo en tu comportamiento en situaciones sociales.

La mayoría de nosotros hemos sido etiquetados alguna vez. Las etiquetas pueden ser informales (por ejemplo, "malo en matemáticas" o "emocional") o formales (por ejemplo, "alguien diagnosticado de depresión"). Estas etiquetas pueden influir en lo que otras personas esperan de nosotros. En psicología, este efecto se conoce como sesgo de etiquetado.

Las etiquetas que nos ponen otras personas también pueden convertirse en profecías autocumplidas[]. Podemos empezar a cumplir las expectativas de otras personas (con o sin conciencia de ello). Por ejemplo, es menos probable que hablemos en situaciones sociales si otras personas nos han etiquetado como "callados" o "tímidos".

A veces, podemos interiorizar una etiqueta y convertirla en parte de nuestra identidad, lo que se denomina "autoetiquetado". Por ejemplo, un estudio reveló que los adolescentes a los que se les había diagnosticado una enfermedad mental y utilizaban el diagnóstico como etiqueta tenían una autoestima más baja que los que no lo hacían[].

Teoría de la autodiscrepancia

La teoría de la autodiscrepancia propone que no tenemos uno, sino tres yoes: el yo real, el yo ideal y el yo debido[].

  • El yo actual es tu idea de quién eres ahora mismo. (Por ejemplo, puedes pensar que eres un empleado trabajador, un amigo razonablemente bueno y una pareja normal. Este yo incluye las cualidades que crees que los demás ven en ti).
  • El yo deseado es la versión de ti mismo que crees que los demás quieren o esperan. (Por ejemplo, puedes pensar que tus padres quieren que tengas un trabajo muy bien pagado).
  • El yo ideal es la versión de ti mismo que te gustaría ser. (Por ejemplo, es posible que quieras ser mucho más extrovertido o que desees ser más inteligente).

Estos yoes pueden influir en tu yo social. Por ejemplo, si tu yo ideal es extrovertido y divertido, puede que hagas un esfuerzo especial para estar a la altura de ese ideal contando más chistes o esforzándote por entablar conversación con posibles amigos. O digamos que tus parientes valoran mucho la etiqueta formal. Puede que cuides mucho tus modales cuando les visites, porquees extremadamente educado.

Estos tres yoes no siempre coinciden. Por ejemplo, digamos que tu yo ideal trabaja para una organización sin ánimo de lucro y lleva un estilo de vida modesto. Sin embargo, si crees que tus padres quieren que tengas un trabajo corporativo de alto estatus y que ganes mucho dinero, tu yo ought no comparte los mismos objetivos.

El psicólogo responsable de la teoría de la autodiscrepancia, Tory Higgins, creía que cuando estos yoes no están alineados, podemos sentirnos incómodos[].

Por ejemplo, si hay una gran distancia entre nuestro yo real o ideal y nuestro yo deseado, podemos sentirnos en conflicto, culpables o desleales. En el ejemplo anterior, podrías sentirte mal porque el estilo de vida que te gustaría llevar no coincide con lo que tus padres quieren para ti.

El yo del espejo

Según la teoría del yo como espejo, la imagen que tenemos de nosotros mismos se basa en parte en cómo creemos que nos ven los demás. Por ejemplo, si mucha gente dice que eres un músico con talento, es posible que empieces a verte a ti mismo de la misma manera.

Cuando basamos nuestra autoimagen en lo que creemos que los demás piensan de nosotros, puede que cambiemos nuestra forma de comportarnos con los demás y de responder a las situaciones sociales. En otras palabras, nuestro yo social cambia. Puede que empecemos a buscar pruebas que apoyen o refuten las ideas que tenemos sobre nosotros mismos. En función de cómo nos respondan los demás, podemos ajustar nuestra autoimagen.

Pongamos un ejemplo: Supongamos que tu amigo te presenta a un par de amigos suyos. Tú crees que eres capaz de causar una buena primera impresión porque varias personas te han dicho cosas como "Siempre das una buena impresión cuando conoces a gente nueva" en el pasado.

Al entablar conversación, probablemente tomará nota de cómo le responde cada uno. Si parecen amables y contentos de estar en su compañía, se confirmará la imagen que tiene de sí mismo como persona capaz de causar una primera impresión positiva. Pero si sus nuevos conocidos parecen incómodos, es posible que empiece a preguntarse: "¿Realmente doy una buena impresión cuando hablo con gente nueva?".

La teoría original del espejo se propuso en 1902[] Desde entonces, otros investigadores han puesto a prueba la teoría y la han ampliado.

Ver también: Qué hacer si la mente se queda en blanco durante una conversación

Por ejemplo, un estudio de 2003 publicado en la revista Fuerzas sociales descubrió que la relación funciona en ambos sentidos: aunque nuestra percepción de nosotros mismos se ve afectada por el comportamiento de los demás, nuestro comportamiento también determina cómo nos ven ellos. Mediante un comportamiento coherente, podemos cambiar nuestra reputación. Con el tiempo, la idea que tienen los demás de quiénes somos puede empezar a alinearse con nuestra propia autopercepción[].

Cultura y yo social

Nuestro yo social está influido por nuestra cultura. Desde que nacemos, recibimos poderosos mensajes de la gente que nos rodea sobre cómo debemos definirnos y cómo debemos comportarnos con los demás.

Los psicólogos suelen hablar de culturas "individualistas" o "colectivistas". Por regla general, en las culturas individualistas se anima a las personas a considerarse seres independientes con un conjunto único de rasgos. La independencia y la ambición se consideran cualidades positivas.

Sin embargo, en las culturas más colectivistas, la gente aprende a pensar en sí misma en términos de sus relaciones con los demás. La modestia, la gratitud, la lealtad, los lazos interpersonales y el espíritu comunitario son muy valorados[].

Alguien que ha crecido en una cultura individualista puede ser más propenso a centrarse en sus rasgos de personalidad cuando se describe a sí mismo (por ejemplo, "Soy trabajador, religioso, seguro de mí mismo y simpático"), pero alguien de una cultura colectivista puede definirse a sí mismo principalmente en términos de sus relaciones (por ejemplo, "Soy el hijo de X, el marido de Y y...").Trabajo para Z").

En situaciones sociales, las personas de culturas colectivistas tienden más a buscar la armonía del grupo que las de culturas individualistas, más dispuestas a expresar sus deseos y necesidades personales.

Si ha crecido en una sociedad individualista, es posible que se sienta cómodo utilizando un estilo de comunicación asertivo y audaz y discrepando abiertamente con otras personas, incluso cuando se trabaja en equipo. En otras palabras, es posible que su yo social sea extrovertido, directo y egoísta.

Ver también: Cómo decirle a alguien que no quieres salir con él (con elegancia)

Sin embargo, si te sientes más cómodo con las normas colectivistas, tu yo social puede ser más conformista y maleable. En comparación con las personas de una cultura individualista, las personas de culturas colectivistas suelen tratar de evitar las confrontaciones y demandas directas[] Cuando plantean un punto de vista alternativo o una crítica, pueden tener especial cuidado en expresar su opinión con tacto y de forma que quede clarono quieren avergonzar ni menoscabar a los demás.




Matthew Goodman
Matthew Goodman
Jeremy Cruz es un entusiasta de la comunicación y un experto en idiomas dedicado a ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades de conversación y aumentar su confianza para comunicarse de manera efectiva con cualquier persona. Con formación en lingüística y una pasión por las diferentes culturas, Jeremy combina su conocimiento y experiencia para proporcionar consejos prácticos, estrategias y recursos a través de su blog ampliamente reconocido. Con un tono amigable y familiar, los artículos de Jeremy tienen como objetivo capacitar a los lectores para que superen las ansiedades sociales, establezcan conexiones y dejen impresiones duraderas a través de conversaciones impactantes. Ya sea navegando en entornos profesionales, reuniones sociales o interacciones cotidianas, Jeremy cree que todos tienen el potencial para desbloquear su destreza comunicativa. A través de su atractivo estilo de escritura y consejos prácticos, Jeremy guía a sus lectores para que se conviertan en comunicadores seguros y articulados, fomentando relaciones significativas tanto en su vida personal como profesional.