Cómo dejar de ser un sabelotodo (aunque sepas mucho)

Cómo dejar de ser un sabelotodo (aunque sepas mucho)
Matthew Goodman

"Siempre que estoy en el trabajo o con amigos, siento que no puedo dejar de corregir a la gente que me rodea. Sé que estoy siendo molesta, pero no sé cómo dejar de hacerlo. ¿Cómo puedo dejar de actuar como una sabelotodo?".

¿Te cuesta no corregir a la gente? ¿Te han dicho que eres condescendiente o un sabelotodo? Si quieres conectar profundamente con los demás, lo mejor es evitar el comportamiento de sabelotodo. Pero probablemente ya lo sepas. El problema es saber cómo dejar de hacerlo.

Si no está seguro de si da la impresión de ser un sabelotodo, pregúntese si a menudo siente la necesidad de corregir a los demás. Si otros le han dicho que da la impresión de ser un sabelotodo, puede que sea algo en lo que quiera trabajar.

He aquí cómo dejar de ser un sabelotodo:

1. Esté abierto a la idea de que puede estar equivocado

Si uno vive lo suficiente, tendrá la experiencia de estar completamente seguro de sí mismo y descubrir que todo el tiempo tuvo una información errónea. Hay conceptos erróneos comunes que algunos de nosotros podemos haber oído en casa o en la escuela y haberlos repetido porque estábamos seguros de que tenía buena reputación.

La verdad es que nadie lo sabe todo. De hecho, cuanto menos sabemos, más creemos que sabemos, pero cuanto más sabemos sobre un tema, menos seguros nos sentimos en ese ámbito. Es lo que se denomina efecto Dunning-Kruger. Los mayores expertos del mundo en cualquier tema probablemente le dirán que aún les queda mucho por aprender sobre un tema que pueden haber estudiado ya durante diez años.

Así que cuando creas que lo sabes todo sobre un tema, recuérdate que es improbable. Siempre hay algo más que aprender y siempre existe la posibilidad de que hayamos entendido algo mal. Cada día y cada conversación son una oportunidad para aprender algo nuevo.

2. Cuestiona tus intenciones al corregir a los demás

Hay un refrán que dice: "¿Prefieres tener razón o ser feliz?" Nuestra necesidad de corregir a los demás puede hacer que se sientan heridos o frustrados. A largo plazo, la gente puede pensar que es agotador estar cerca de nosotros y prefiere mantener las distancias. Como resultado, nuestras relaciones se resienten y podemos acabar sintiéndonos solos.

Pregúntate cuál es tu intención cuando corriges a la gente. ¿Crees que conocer cierta información les beneficiará? ¿Intentas mantener una imagen de alguien bien informado? ¿Es más importante conectar con la gente o que piensen que eres inteligente?

Recuérdate a ti mismo cuál es tu intención cuando entablas conversaciones. Probablemente pienses que es más importante conectar con la gente que demostrarles que están equivocados. En este caso, alejar a la gente corrigiéndola será contraproducente.

Cuando quieras corregir a alguien, acostúmbrate a preguntarte cuál es el efecto deseado: ¿crees que marcará una diferencia significativa? Recuerda que estás trabajando activamente para cambiar este patrón de corregir a la gente cuando no es necesario. Hacer este cambio puede ser un proceso largo, así que no te castigues cuando tengas un "desliz".

3. Espera antes de responder a otras personas

Una de las principales características de un sabelotodo es la impulsividad. Trabajar directamente tu impulsividad puede ayudarte con tu impulso de corregir a los demás.

Cuando escuches hablar a alguien y notes que te pones nervioso y piensas en cómo responder, centra tu atención en la respiración. Intenta ralentizar la respiración, contando para ti mismo mientras inspiras y luego mientras espiras. Puede que descubras que si esperas antes de responder y practicas la escucha activa, se te quitan las ganas de intervenir y corregir.

4. Practica el uso de calificativos

Empieza a utilizar frases como "creo", "he oído" y "tal vez". Deja de lado la necesidad de parecer una autoridad, sobre todo cuando no lo eres. Incluso si estás seguro de tener razón, anteponer un "creo" al resto de la frase ayuda a que se entienda mejor.

Intenta minimizar el uso de frases que te hagan parecer arrogante o superior, como "en realidad" o "creo que te darás cuenta de que...".

5. Recuérdate a ti mismo lo que vales

Algunos sabelotodos son inseguros. Tu necesidad de corregir a la gente y parecer sabio puede venir del miedo a que tu inteligencia sea tu única cualidad buena. O quizá creas, en el fondo, que a menos que destaques en un grupo, nadie se fijará en ti.

Recordarte a ti mismo que eres una persona adorable puede ayudarte a dejar de lado la necesidad de impresionar a los demás con tus conocimientos.

6. Deja que los demás se equivoquen

En muchos casos, nos entran ganas de corregir a alguien cuando no hay consecuencias reales de que se equivoque. No hay nada moralmente incorrecto en equivocarse en algo, sobre todo si aquello en lo que alguien se equivoca no es relevante para la situación.

Digamos que alguien está compartiendo una historia sobre algo que le sucedió, y menciona haber estado en un restaurante a las 8 p.m. de la noche. ¿Importa mucho si el restaurante cierra a las 7.30 p.m.? En este caso, corregirlo sólo lo despistará y hará que se sienta distraído y desanimado. Si alguien está compartiendo lo que pensó de una película, compartiendo trivialidades esotéricas sobre la producciónprobablemente reste importancia a lo que intentan expresar.

7. Sepa que los demás pueden no estar tan interesados como usted

Algunas personas no están tan interesadas en aprender cosas nuevas o sólo se interesan por temas concretos. O quizá son abiertas y curiosas, pero no en grupo o en una situación social.

Aprender a "leer la sala" puede llevar un tiempo, e incluso las personas más hábiles socialmente pueden equivocarse a veces. En general, ten en cuenta que suele ser mejor mostrar interés por lo que dicen los demás que corregirles.

Con el tiempo, encontrarás más gente con intereses similares que estará interesada en aprender cosas nuevas. Sólo asegúrate de estar abierto a aprender de ellos también.

¿Te cuesta mostrar interés por los demás? Tenemos un artículo que puede ayudarte a aprender a interesarte más por los demás.

8. Utilizar preguntas para interpelar a la gente

La gente no suele aceptar bien que le digan que está equivocada. En lugar de decirle a alguien lo que tiene que hacer o que está equivocado, piensa en formular las cosas en forma de pregunta.

Ver también: 74 cosas divertidas para hacer con amigos en verano

Por ejemplo, si alguien dice algo que a ti te parece incorrecto, puedes preguntarle dónde lo ha oído o leído. En lugar de decir: "La respuesta correcta es...", prueba a formularlo así: "¿Y si...?".

Otras preguntas que pueden ser útiles son

  • "¿Qué te hace decir eso?"
  • "¿Has pensado en...?"
  • "¿Has tenido en cuenta...?" o "¿Qué pasa con...?".

Hacer este tipo de preguntas se percibe como un deseo de mantener una conversación en lugar de menospreciar a alguien.

También puede preguntar directamente a alguien si está dispuesto a recibir comentarios, consejos o correcciones. A menudo, la gente sólo quiere sentir que alguien le escucha.

En general, hacer preguntas a tu interlocutor puede ayudarte a parecer menos sabelotodo. Cuando alguien te haga una pregunta, practica devolvérsela (después de contestar, por supuesto). Si necesitas más ayuda para hacer preguntas, lee nuestro artículo sobre cómo utilizar el método FORD para hacer preguntas.

9. Pregúntate cómo te sientes cuando te corrigen

Ponte en el lugar de los demás. Imagina que estás rodeado de profesionales en algo en lo que eres completamente novato. ¿Cómo te gustaría que respondieran las personas que te rodean cuando cometes un error?

Siempre hay alguien por ahí que es más listo que tú en la mayoría de los temas, y siempre hay gente que no sabe nada de temas en los que tú eres un maestro. En ambos casos, la compasión es clave.

10. Admite cuando te equivocas

Si no quieres que la gente piense que eres un sabelotodo, admite que no lo sabes todo. Cuando te equivoques, admítelo. Acostúmbrate a decir "tenías razón" y "debería haberlo expresado de otra manera". Trabaja tu instinto para defenderte o desviar la atención de tus errores. Admitir los errores te hará más cercano y menos intimidante.

Preguntas frecuentes

¿Qué hace que una persona se convierta en un sabelotodo?

Un sabelotodo puede pensar que es mejor que los demás o preocuparse por no ser lo suficientemente bueno. Puede sentir la necesidad de impresionar a los demás con sus conocimientos o tener problemas para dejar pasar las cosas.

Ver también: Cómo dejar de hablar demasiado de uno mismo

¿Cuáles son los signos de ser un sabelotodo?

Algunas características comunes de un sabelotodo son la dificultad para leer las señales sociales, la impulsividad y la necesidad de impresionar a los demás. Si suele interrumpir, corregir a los demás o tomar las riendas de las conversaciones, es posible que parezca un sabelotodo.




Matthew Goodman
Matthew Goodman
Jeremy Cruz es un entusiasta de la comunicación y un experto en idiomas dedicado a ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades de conversación y aumentar su confianza para comunicarse de manera efectiva con cualquier persona. Con formación en lingüística y una pasión por las diferentes culturas, Jeremy combina su conocimiento y experiencia para proporcionar consejos prácticos, estrategias y recursos a través de su blog ampliamente reconocido. Con un tono amigable y familiar, los artículos de Jeremy tienen como objetivo capacitar a los lectores para que superen las ansiedades sociales, establezcan conexiones y dejen impresiones duraderas a través de conversaciones impactantes. Ya sea navegando en entornos profesionales, reuniones sociales o interacciones cotidianas, Jeremy cree que todos tienen el potencial para desbloquear su destreza comunicativa. A través de su atractivo estilo de escritura y consejos prácticos, Jeremy guía a sus lectores para que se conviertan en comunicadores seguros y articulados, fomentando relaciones significativas tanto en su vida personal como profesional.